La recaudación de impuestos es la principal fuente de ingresos para los Estados. Son precisamente los tributos a través de los que se obtienen recursos económicos para poder sufragar el gasto público. Por eso, aunque a ninguno de nosotros nos guste pagar impuestos, entendemos que su existencia es un “mal” necesario.
Aunque es posible que hayas escuchado hablar de los «objetores de impuestos», te confirmo que no es posible negarse a cumplir una obligación que nos viene impuesta directamente por nuestra Constitución. A lo largo de mi carrera profesional he visto cómo aquellos que se negaban a pagar impuestos de forma voluntaria, han acabado pagándolos por la vía de la ejecución llevada a cabo por la Administración Tributaria.
Todos tenemos la obligación de contribuir al sostenimiento del gasto público a través del pago de impuestos, así que es importante que conozcas cuáles son los que se aplican en territorio español
Podemos ayudarte.
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Tabla de contenido
¿Qué tipos de impuestos existen en España?
Empecemos por lo básico, un impuesto es un tipo de tributo. En concreto, uno que nos obliga a pagar una determinada cantidad al Estado, la comunidad autónoma o una entidad local, sin obtener una contraprestación directa a cambio. Con este dinero se sufragan gastos públicos y servicios esenciales para los ciudadanos como la educación, la salud, las infraestructuras y la seguridad, entre otras cosas.
El Derecho Tributario es diferente en cada Estado, pero la nota común es que en todos los países existen diferentes tipos de impuestos.
En nuestro caso, podemos clasificar los impuestos de la siguiente manera:
- Directos e indirectos.
- Subjetivos y objetivos.
- Periódicos e instantáneos.
- Según el ente que los recauda.
- Progresivos, regresivos y proporcionales.
- Especiales.
Veamos esto con más detalle para entenderlo mejor:
Impuestos directos e indirectos
Es la clasificación más general. Son impuestos directos aquellos que gravan de forma inmediata la riqueza de una persona física o jurídica, siendo los ejemplos más conocidos el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto sobre Sociedades (IS).
Por el contrario, los impuestos indirectos gravan la adquisición de bienes o la prestación de servicios, sin tener en cuenta la capacidad económica del sujeto pasivo. El ejemplo más claro es el IVA, que es el mismo para todos los consumidores.
Impuestos subjetivos y objetivos
En los objetivos el importe a pagar se determina sin tener en cuenta características personales del contribuyente. Por ejemplo, cuando pagamos el IBI lo hacemos en función del valor catastral de nuestro inmueble, sin importar nuestra situación personal.
En cambio, los impuestos subjetivos sí tienen en cuenta circunstancias personales que afectan al sujeto pasivo. En el caso del IRPF, pagaremos más o menos en función de nuestra situación: si tenemos menores a cargo, si se nos ha reconocido alguna discapacidad, etc.
Impuestos periódicos e instantáneos
Esta clasificación no reviste mucha dificultad, son impuestos periódicos los que se pagan más de una vez y en períodos similares, como el IBI, el IRPF o el Impuesto sobre Sociedades. Mientras que son impuestos instantáneos aquellos cuya obligación de pago surge y se agota en el momento en el que realizamos el hecho imponible, como en el caso del IVA o del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales.
Impuestos según el ente que se encarga de su recaudación
Pagamos impuestos a:
- Estado central.
- Comunidades autónomas.
- Municipios.
Impuestos progresivos, regresivos y proporcionales
El impuesto progresivo implica que el contribuyente paga más cuanto mayor es su renta. Dicho de otra manera, pagan más quienes más tienen. Un ejemplo básico es el IRPF.
En los impuestos regresivos pasa justo lo contrario, ya que la recaudación es menor a medida que los ingresos del contribuyente sean mayores. Es un caso en el que las personas con rentas más bajas soportan una mayor carga impositiva.
Un supuesto típico de impuesto regresivo es el IVA, en el que todos los contribuyentes pagan lo mismo, pero la carga impositiva no es igual. Porque no es lo mismo pagar un IVA del 21 % por un producto cuando se tiene una renta media o alta, que pagar ese mismo 21 % cuando la renta es baja. En este caso el contribuyente tiene que hacer un mayor esfuerzo económico para cumplir con su obligación.
Por último están los impuestos proporcionales, en los que la cantidad a pagar es independiente de la capacidad económica del contribuyente. Algunos ejemplos son el IVA o el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.
Impuestos especiales
Son impuestos indirectos que se aplican solo a determinados productos o servicios de manera independiente a la renta del consumidor. Tienen esta consideración:
- Impuestos Especiales de Fabricación: incluyendo los impuestos sobre las bebidas alcohólicas, el impuesto sobre los hidrocarburos y el impuesto sobre las labores del tabaco.
- Impuesto Especial sobre la Electricidad.
- Impuesto Especial sobre el Carbón.
- Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte.
Principales impuestos directos de aplicación en España
En España se aplican más de 70 tributos diferentes, pero los impuestos directos más habituales son los siguientes:
Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF)
Son contribuyentes del IRPF las personas físicas residentes en España que perciban rentas procedentes del trabajo (asalariados), de una actividad económica (autónomos), de rendimientos del capital mobiliario o inmobiliario, o experimenten ganancias o pérdidas patrimoniales durante el ejercicio fiscal. Siempre y cuando la cantidad de rentas obtenidas estén por encima del mínimo exento.
El cálculo del importe a pagar se realiza sobre la capacidad económica que tienen los contribuyentes, teniendo en cuenta algunas circunstancias personales. Además, es considerado un impuesto progresivo porque quien paga más es el que más tiene.
Impuesto sobre la Renta de No Residentes (IRNR)
El impuesto sobre la renta de no residentes grava la renta obtenida en España por personas físicas que no tienen aquí su residencia fiscal y entidades extranjeras que operan en territorio español con o sin establecimiento permanente.
Impuesto sobre sociedades (IS)
Se aplica a sociedades mercantiles y otras entidades que tienen residencia fiscal en España, gravando la renta obtenida por estas en cualquier lugar del mundo.
Principales impuestos indirectos aplicados en España
- Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). Grava el consumo de productos y servicios y su tipo aplicable se determina en función del bien o servicio que se está consumiendo. No se aplica en Canarias ni en Ceuta y Melilla, donde resultan de aplicación el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC) y el Impuesto sobre la Producción, los Servicios y la Importación, respectivamente.
- Impuestos Especiales sobre el alcohol, el tabaco y la energía.
- Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. Grava diferentes hechos imponibles que se agrupan en tres modalidades:
- Transmisiones patrimoniales onerosas. Compraventa de bienes muebles e inmuebles entre particulares.
- Operaciones societarias. Hechos relevantes para la financiación de una entidad mercantil, como las ampliaciones de capital o las fusiones.
- Actos jurídicos documentados. Se aplica en caso de formalización de documentos notariales, mercantiles o administrativos.
Impuestos que pagan las empresas y los autónomos
En el caso de las entidades mercantiles y de los profesionales que trabajan por cuenta propia, estos tienen que pagar unos impuestos específicos:
Impuesto sobre sociedades / IRPF
El impuesto de sociedades lo abonan las sociedades mercantiles y otras entidades que tengan su domicilio o sede social en territorio español. En el caso de los autónomos, estos tributan por sus rentas a través del IRPF, teniendo la obligación de realizar una autoliquidación trimestral de este impuesto.
Impuestos sobre Actividades económicas
Este es un tipo de impuesto directo que tiene como objetivo gravar el ejercicio de las actividades profesionales, artísticas o empresariales.
Impuestos especiales
Se abonan en los supuestos de fabricación o importación de determinados productos como el alcohol, el tabaco o los hidrocarburos.
Impuestos sobre el Valor Añadido
Las empresas y autónomos pagan IVA por los productos o servicios que consumen para desarrollar su actividad y, a la vez, repercuten este impuesto a sus clientes.
Impuestos municipales
Quienes ejercen una actividad económica en un inmueble de su propiedad también deben pagar impuestos municipales, como el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o la tasa municipal de recogida de basuras.
Deducción de impuestos
Un dato importante a tener en cuenta es que los impuestos abonados por las empresas y los autónomos en el ejercicio de su actividad se pueden deducir luego para calcular lo que se debe abonar en concepto de Impuesto sobre Sociedades o IRPF.
En la práctica, me encuentro con muchas empresas y profesionales que están pagando de más a Hacienda porque no están aplicando correctamente este tipo de deducciones. Precisamente por eso, es importante conocer bien los tipos de impuestos que existen, saber cómo se calculan y a que desgravaciones se tiene derecho.






